jueves, 13 de noviembre de 2008

Por considerarlo de sumo interés reproducimos la siguiente crónica.



Por Narciso Isa Conde

Informo al país que este miércoles 5 de noviembre en la noche, cuando junto a mi esposa Lourdes Contreras visitaba a mi hijo Pavel Isa Contreras y a su esposa Alina Ramírez en su residencia ubicada en el Mirador Sur, en uno de los apartamentos del Condominio Anacaona II, se produjo un extraño y peligrosos incidente provocado por la Policía Nacional.

Los hechos

Mi vehículo, custodiado por dos compañeros de mi seguridad, quedó parqueado en la calle Ana Teresa Parada, próximo a la entrada del paqueo del referido Condominio. Ambos camaradas se quedaron dentro del vehículo con los vidrios abajo.

Una motocicleta con dos agentes de la Policía Nacional llegó al lugar poco tiempo después de mi entrada al condominio. Pasaron varias veces, alumbrando el vehículo en tono intimidatorio. Tiempo después se presentó una camioneta blanca con un grupo de agentes policiales para preguntarle a los compañeros que hacían ahí.

Los dos miembros de mi seguridad le contestaron de buena manera que esperaban una persona que visitaba uno de esos apartamentos.

La patrulla le pidió compulsivamente su identificación personal y la del automóvil, y ellos le respondieron que de inmediato llamarían a la persona que acompañaban para que se la ofreciera. No conforme con la respuesta, el jefe del grupo insistió en lo de la documentación, amenazando con apresarlos y “comunicando” a sus superiores la situación.

Los camaradas plantearon que me llamarían de inmediato por teléfono y le dieron mi nombre, precisándole que formaban parte de mi seguridad.

Entonces el jefe de la patrulla, quien nunca se identificó, declaró incomodo que a él le importaba que anduvieran conmigo.

De todas maneras uno de lo compañeros me llamó por teléfono y me explicó brevemente lo que acontecía, por lo que me dispuse a ir a su encuentro junto a Lourdes y Pavel. Pero en lo que llegamos al parqueo la patrulla intentó apresarlo y los compañeros se negaron.

Los agentes policiales rastrillaron, “sobaron” armas y apuntaron contra los camaradas, y éstos hicieron lo mismo, obligando a los policías a parapetarse detrás de la camioneta, al tiempo que los agentes llamaban repetidas veces al “Plan Piloto” y al Destacamento del Mirador Sur solicitando refuerzo. Nuestra presencia creó una nueva situación e impidió una desgracia.

De todas maneras al lugar se apersonaron una gran cantidad de unidades policiales y los oficiales a cargo insistieron en llevarnos al Plan Piloto para hablar con el General de esa dependencia policial, a lo que le respondí que solo iríamos una condición de presos. Y así se dispusieron a hacerlo, procediendo a detenernos por la fuerza a mí, a Lourdes y los camaradas de la seguridad

Pavel llamó por teléfono al periodista Huchi Lora y al periódico Clave Digital, lo que presionó a los oficiales, que inmediatamente localizaron el referido General por teléfono para que hablara conmigo. Este se limitó a decir que eso fue un accidente “mal manejado”, que nos podíamos ir, y que lamentaba la situación.

De todas maneras en este hecho hay algo muy extraño: en cierta medida ahora se repite lo que hicieron los Linces hace algunas semanas cerca mi residencia, después de yo haber denunciado el plan criminal de Uribe y la CIA para asesinarme.

¿Están fabricando este tipo de “incidentes” para producir algo más grave?

Incumplimientos de Leonel

Dejo colgada la pregunta y denuncio que todavía el gobierno no ha rendido el informe de la investigación del grave incidente con los Linces cuando ya se produce otro parecido. Leonel Fernández, en la conversación que sostuvimos, se comprometió a investigar ese grave hecho y todavía no hay reacción precisa.

Igual se comprometió a investigar la negligencia del Procurador General de la República, mi situación en la INTERPOL y el rol de las personas que denuncié como parte de la trama criminal, y todavía no se han producido respuestas concretas a esos compromisos.

Dispositivo alevoso

Agrego a esto un hecho ominoso, que ya pude comprobar y frustrar.
Cuando el Jefe de la Policía y el Jefe de investigaciones de esa institución, general Fructosa, me devolvieron las armas incautadas por los Linces, introdujeron cuidadosamente en el maletín usado con esos fines un “intercomunicador inalámbrico” con un micrófono integrado, destinado a captar el contenido y la clave de mi computador y a escuchar mis conversaciones.

Mientras oficialmente Leonel Fernández se hablaba de protección y garantías para mí, realmente la jefatura policial procedía a esa manera alevosa, lo cual confirma nuestra afirmación de que la Policía Nacional es una institución tomada por arriba por sectores vinculados al crimen y a todo tipo de corrupción, incluidas conexiones con mafias colombianas.

Pero a ciertos generales de “horca y cuchillo”, aliados a la partidocracia corrompida, ala CIA y al régimen narco-terrorista de Uribe, habrá de pasarle pronto lo que acaba de acontecerle al general Mario Montoya, jefe del Ejército colombiano, denunciado por “crímenes de lesa humanidad” hasta verse forzado a renunciar.

7 de noviembre del 2008, Santo Domingo. Narciso Isa Conde

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