CASA ABIERTA ACUSA A EE.UU DE SER EL PRICIPAL PROPICIADOR DEL NARCOTRAFICO; DICE INFORME SOLO BUSCA ESCONDER LA REALIDAD
REPUBLICA DOMINICANA; El director ejecutivo de Casa Abierta entidad que trabaja en prevención del uso y abuso de drogas en el país, rechazo de plano el informe dado a conocer por los Estados Unidos que coloca a Republica Dominicana en el séptimo lugar de los países que son utilizados como puente para el tráfico internacional de drogas, según revela un documento de la entidad llegado a “Olfateando Crimen".
El Psicólogo Juan Raddamés de la Rosa Hidalgo director ejecutivo de la entidad, acuso a los EE.UU de ser el principal culpable del problema de las drogas en el mundo, en repuesta a dicho informe que según el profesional en la materia sicológica, solo busca esconder y confundir la realidad.
“Nuestro país necesita un nuevo juicio, un nuevo paradigma para enfrentar el fenómeno de las drogas” apunto el director de la entidad.
A continuación la carta de Casa Abierta._
La publicación del informe anual de los Estados Unidos acerca de las drogas, que ubica a la República Dominicana en el séptimo lugar de los países que son utilizados como puente para el tráfico internacional de drogas. Es una noticia que no sorprende a nadie, y que cada año se espera. Los Estados Unidos, el país de mayor consumo, tráfico y con una gran producción, es la principal fuente de problemas de drogas para la humanidad, pero sus líderes no tienen la necesaria humildad para reconocerse con el problema principal.
Ciegos en su política guerrerista, solo exigen que los países “colaboren” con ellos en una guerra absolutamente desproporcionada, manipulada a su conveniencia, que ha sido y será incapaz de frenar el problema, si es que eso es lo que se proponen.
Pero otra verdad es que a la República Dominicana no hace falta imponerle la desacreditada política de “Guerra contra las Drogas”, que solo ve el problema delincuencial asociado al tráfico y consumo.
Lo cierto es que la mirada de nuestras autoridades es de este tenor. Basta con ver cómo las autoridades conceptualizan el problema: tolerancia cero, guerra frontal, crimen organizado, narcotráfico, seguridad pública… Para nuestras autoridades, es solo un problema de seguridad, de delincuencia. Y mientras respondemos con discursos y alardes de fuerzas, nuestro país se ha convertido en un coto privado para los negocios, legales e ilegales. Un territorio de corrupción rampante, sin horizonte.
Una sociedad secuestrada por los poderosos, y sus socios politiqueros. Una sociedad que tiene una permanente incitación al consumismo, a la búsqueda de soluciones individuales, de riquezas y placeres fáciles, necesariamente tiene que producir un alto nivel de corrupción y problemas como el tráfico y consumo de drogas.
Pero, seguimos haciendo lo mismo, con los mismos desastrosos resultados. No debemos seguir buscando culpables fuera en los mil veces llamados malvados traficantes, o en la pobre ayuda de terceros.
No debemos seguir siendo ciegos lacayos de una política de drogas foránea, una política que hace más daño que bien.
Nuestro país es un lugar de privilegio para el negocio ilegal de drogas, por varias razones:
• La ubicación geográfica en las principales rutas de las drogas.
• La gran pobreza institucional y corrupción que impera en toda la sociedad que facilita la impunidad y la participación de sectores de poder, tanto de autoridades militares y civiles, como de otros sectores poderosos, seducidos por el dinero fácil.
• La carencia de verdaderas políticas sociales, de salud, de educación, y su sustitución por gestos demagógicos y políticas asistencialistas, que no promueven a las personas.
• La ausencia de una verdadera política nacional para enfrentar el fenómeno de las drogas y sus problemas asociados, centrada en las personas, no en las sustancias.
Rechazamos el anual informe de los Estados Unidos, el principal culpable del problema de las drogas para la humanidad, pero eso no basta. Eso es solo esconder la realidad buscando culpable fuera.
Nuestro país necesita un nuevo juicio, un nuevo paradigma para enfrentar el fenómeno de las drogas, que pasa por entender el problema en sus complejas dimensiones: sociales, culturales, de salud, económicas, políticas...
Seguir buscando culpables favoritos, fuera y dentro, es solo pérdida de tiempo, ante un problema que crece cada día.